Café frappé, variedad griega para el día a día
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La versatilidad de nuestra bebida favorita es tal que, a día de hoy, podemos tomarla de muchas formas. Hemos de admitir, eso sí, que el grano es el grano, aunque por comodidad tiremos del modo molido, o de la cápsula o el sobre.
Planteamos una pregunta cuya respuesta solamente podemos responder cada uno de nosotros. El grado de afición al café, la economía, el tiempo de que se disponga… serán factores determinantes para decantarse por una forma u otra de tomar café. Y se sabe que las tendencias corren a velocidad de crucero. Pero, si nos retrotraemos al gusto por el café más clásico, por parte de quienes prefieren tomar sus tazas en casa, llegaremos a estas tres formas de tomar café. Las esenciales.
Un café natural molido como el nuestro –el paquete de 500 gramos, por ejemplo- resulta del todo práctico si no queremos complicarnos mucho la vida. Lo bueno es que en Mokasol, al trabajar bajo demanda, molemos y empaquetamos nada más recibir el pedido (online, por teléfono). Raudos y veloces, conseguimos así que el tueste natural, malagueñísimo, no pierda un ápice de su aroma.
Los descafeinados están a disposición de nuestros clientes en dos versiones: molido y en grano. El grano es especialmente bienvenido en las cafeterías, que disponen, para moler, de su propia molienda en las máquinas cafeteras. La diferencia de precio es notable: el café descafeinado molido cuesta la mitad. En este caso, el grano tostado da de sí una variedad de espresso sumamente equilibrada, de fina acidez, dechada de aroma, cuerpo, crema. Una delicia.
La gracia del café en grano está en su autenticidad
En la cafetería, se sabe. Y nuestros clientes de hostelería son conscientes, de ahí que el grano sea, en los establecimientos, el rey. Moler los granos al momento supone servir la mejor versión del café, la más natural… que impregna con su olor la estancia misma. Ese aroma a café recién molido que sabe a gloria. Como el Arábico Colombia, con blend 100 % arábico, procedente de Iberoamérica (selección colombiana, hondureña y nicaragüense: casi nada).
¿Dónde quedaría el café soluble? Hablamos de una tipología obtenida mediante la evaporación, frío o liofilización, con el fin de deshidratar el café. Por supuesto no ignoramos su existencia, si bien, para formatos cómodos, en Mokasol nos hemos decantado, desde hace tiempo, por el encapsulado, sobre todo en su versión más sostenible y certificada.