Las costumbres alrededor de nuestra bebida favorita nunca dejarán de causarnos sorpresa. En este artículo viajamos a Nápoles, tierra donde nació el llamado “café pendiente”. ¿Te suena de algo?
A veces pasa que entre las tendencias del café en el mundo, unas se universalizan de repente, cosa que, gracias a las redes sociales, ocurre con extrema rapidez. En este espacio hablamos ya de esa manera de pedir café -con buenas maneras– que contribuye a que seamos más civilizados, amables. Pues bien, en esta ocasión nos centraremos en el llamado “café pendiente” (caffè sospeso, en italiano), una de estas costumbres que, definitivamente, nos humanizan un poco más. Pero antes de contar de qué se trata, fijémonos en por qué se popularizó de nuevo. Primero en Italia, su país de origen. Luego, en el resto del mundo…
Fue en 2014 cuando el “café pendiente” -que databa del Nápoles de principios del siglo XX- llegó a nuestro país de la mano de un especialista en marketing, Gonzalo Sapiña, según contaba en este artículo Patricia Peiró en El País. Se trataba de crear una red de establecimientos que se apuntaran a una historia que había sido popularizada de nuevo en Italia por Maurizio del Bufalo, que comparaba el caffé sospeso con la cultura. Pero, ¿por qué?
La segunda década del siglo XXI había sido la del inicio de los recortes, siendo la cultura uno de los sectores más castigados. Así, Del Bufalo esgrimió el concepto realizando un paralelismo del caffé sospeso con la cultura. “Igual que un café que se sirve gratis, nosotros ofrecemos cultura sin pedir nada a cambio. Es un sistema de protesta”, explicó a Peiró en el citado artículo.
Porque de eso se trata: de dar café gratis. De eso va el caffé sospeso. Alguien iba al café y pagaba el suyo, dejando uno o varios más como “pendientes”, pagados, para que quienes no pudieran permitírselo disfrutasen de un café gratis. Era lógico que esta iniciativa solidaria, en la era del social media, fuese haciéndose popular en otros lugares. Así, se han realizado campañas en Argentina y creado dominios en internet (México), cuentas en Twitter, páginas en Facebook (Chile)… para dar a conocer la lista de establecimientos adheridos a la causa.
En 2017 se estrenó “Café pendiente” (“Caffé Sospeso” y “Coffe For All”, en su versión italiana e inglesa), una película documental de Roly Santos y Fulvio Iannucci que narra la historia de esta práctica filantrópica. Todo comenzó con la cadena de consumiciones de café con la que un obrero quería celebrar una buena noticia. Dijo Santos: “Siempre me intrigó la gente que va sola a los bares, sus habituales, las relaciones que allí se establecen. El bar es una fuente de inspiración […]”. Y de celebración de la solidaridad humana. He aquí un ejemplo.